23 oct 2007

El hombre primitivo


Nadie sabe con certeza que significan las pinturas que hizo el hombre prehistórico en algunas cuevas. ¿Tú que opinas? ¿Qué nos diferencia de ellos?

Yo pienso que el hombre y la mujer prehistóricos siguieron haciendo sus pinturas en las cuevas aunque ya no vivieran en ellas. Que no tienen que ver con invocar a la suerte para encontrar buena caza. Aún no conocían la escritura, ni tenían tablillas de bronce, ni papiros, ni libros, ni gramófonos, memorias usb ni una ipod-nano. Pero vivían en un mundo donde uno se podía manchar/pintar fácilmente y acabaron descubriendo que manchas eran más difíciles de quitar, o desde su punto de vista, cuales tardaban más en borrarse. Suplían su debilidad física frente a los depredadores con su conocimiento y las pinturas rupestres fueron el medio de fijar y transmitir conocimientos. Se metían en la cueva para explicarlos a su hijos aunque vivieran fuera de ella. Explicaban desde cómo hacer una emboscada a un Mamut o a caballos, cómo hacer herramientas o llevar las cuentas de reservas de alimentos, de los días que falta para la migración de sus presas, de la población propia o enemiga: los orígenes de las matemáticas.


La pinturas más misteriosas son las que no representan animales y figuras humanas sino aquellas que parecen signos, formas geométricas o abstracciones. Me quiero fijar en las que son tan solo puntos en la pared. Yo pienso que son el censo de su tribu y representan la distribución de sus miembros en su asentamiento fuera de la cueva. Es decir, son auténticos mapas. Por ello propongo a los arqueólogos que investiguen cómo era la topología del exterior de la cueva en la que se encuentren en el momento en el que se pintaron y e intenten superponerla con estos mapas y de este modo podrían encontrar nuevos vestigios de nuestros antecesores que son la caraba, que seguramente eran tan burros como nosotros, pero nos pueden enseñar cómo se deja de serlo.

2 comentarios:

Alejo dijo...

Me ha encantado tu artículo, para debatir está de PM. Cuando estuve en la réplica de la Neocueva de Altamira me dio por pensar en estas cosas, allí pude ver una proyección sobre la evolución del hombre y mi conclusión fue que en instinto no hemos evolucionado nada, sí en cosas materiales que nos hacen la vida más cómoda y fácil, sin embargo tenemos los mismos instintos para expresarnos, por ejemplo, pintanto grafitis en las paredes (como la foto del blog), los mismos instintos de dominio, ejemplo son las guerras por un trozo de tierra, que nunca será de nadie.
Ya ves 40000 años de vida humana y seguimos igual.

Volviendo a la pintura de los puntos, ¿no podía ser el número de veces que un homínido copulaba con la hembra? :-)

José dijo...

Podría ser, pues si fuera el número de veces que la hembra copula no habría tantas cuevas con las paredes en blanco ;-).

En cualquier caso, yo veo en ellas una relación del hombre y de la mujer con las matemáticas, con la comunicación y con la transmisión de conocimientos desde que somos lo que somos.

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