Comiezan las navidades y es hora de hacer balance sobre el año que se acaba y cálculos sobre cómo llegar a final de mes para afrontar la cantidad de gastos que se avecinan.
Las navidades se empiezan a sentir antes de nada en la televisión, cuando la publicidad se llena de anuncios de juguetes y por enésimo año consecutivo sacan otro disco recopilatorio de Elvis Preslye y Nino Bravo. Toca redecorar la casa con adornitos -esto a mi me parece un auténtico rollazo-, y en los trabajos también empiezan a verse adornos, cada año se gastan una pasta en adornar con luces, arbolito y gilipolleces varias la empresa, sobre todo la entrada que es lo más visto; cómo se nota que las empresas tienen crisis para lo que quieren.
Las navidades traen imaginación, nuevos productos, ropa, perfumes, consolas, y las super películas del niño que se queda sólo en casa, de los diez mandamientos, la túnica sagrada y Espartaco. (No cuenta Ben-Hur que esa merece la pena tragarse 3 horas y media hasta ver a las cuadrigas en el circo romano como pasan por encima de Mesala).
El corte inglés hace su agosto y también los pedigueños del metro, porque se ablandan los corazones de la gente y abren más la cartera. Yo sólo doy limosna al que se curra una buena performance en el metro, si el rollo que te sueltan es el de siempre na y menos, chaval curratelo mejor.
Seguiré disfrutando de las navidades como todos los años, y esta vez prometo no empacharme de dulces y no abusar del vino tinto.
Más madera.-
1 comentario:
Pues me ha dicho un pajarito que no has puesto ningún arbolito en tu casa
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