11 may 2009
Maldita sean los malos olores...
No hay cosa que más odie por la mañana que llegar al metro y que huela a humanidad corrompida, ese olor nauseabundo, hediondo, vomitivo, de alguien que no se ha lavado en varios meses y se ha pasado toda la noche durmiendo en un vagón del metro... qué horror, esa atmósfera podrida que impregna todo el aire, y se te mete en la nariz cual dedo buscando una albondiguilla, francamente es insoportable. Y como de todo se aprende, ante la adversidad uno desarrolla esos instintos naturales de autoprotección, y he descubierto que con relajación se inhiben los olores, es decir, que respirando menos y más pausadamente, acompañado de un un poco de musica tranquila, consigues evadirte bastante e inhibir la sensación de respirar a rata muerta durante el tiempo suficiente para cambiar de vagón jajaja, técnicas shaolin... ni kunfuyer lo hubiera hecho mejor.
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