Cosillas que me pasan en el metro

El otro día cuando iba al trabajo, después de coger el odioso 34, fui a pillar el metro. Pues bien, se abren las puertas, y me dispongo a pillar un asiento, pensando, que bien, no hay nada mejor que ir bien sentadita antes que llegar a trabajar, con mi periodico metro, (20 minutos, o ADN, porque ya no saben que inventar para sacar más pasta). Pues bien, me dirigia al trabajo en paz, hasta que llego una FASHION VICTIM, y se sento justo a mi lado, yo rezando porque no se sentará esa ímbecil a mi lado, pero al final paso lo que tuvo que pasar. La Fashion Victim, no tenía desperdicio, rubia, media melena, con gafas de sol enormes (nunca entendere porque la gente lleva gafas de sol en el metro, si la propia palabra dice, gafas de SOL), taconazos, cinturón o falda según se mire, y lo peor de todo cuarentona, y muy, muy , muy creida. Pues bien, como iba diciendo, yo estaba leyendo mi periódico, con el codo apoyado en el brazo del asiento, cuando de repente, esta subnormal, se aposenta en la silla contigua a la mia, y me quita el brazo de donde lo tenía. Yo, por supuesto, la miro fatal, y la pego un codazo y vuelvo a poner mi brazo donde estaba antes, haciendo uso de mi derecho de antiguedad. Sin embargo, lo que en principio parecía que no iba a pasar de una discusión trivial, se convirtió en un duelo de titanes.

Al final, nos pasamos todo el camino empujándonos, la una a la otra, hasta que no tuve más remedio que decirla que no tenía ni pizca de educación, contestandome ella, que la borrica era yo, hasta que nos enzarzamos en una discusión sin desperdicio, donde la fashion victim demostro ser lo que yo pensaba desde un principio, mucho GUCCI pero una verdulera al fin y al cabo. Deberíamos poner a toda esa gente que se cree más que los demás en su sitio, porque no hay nadie más que nadie, si al final todos vamos a criar malvas, lo que hay que ver.