LA LÍNEA DEL 34 DE EUGENIA DE MONTIJO

¿que es el 34? Un coche, un avión, una locomotora, no es el autobus que me lleva todas las mañanas al trabajo. Pues bien, todas las mañanas cuando me levanto, (sobre las 9 más o menos, si ya se que soy una privilegiada, pero solo en eso) desayuno con mi madre, que me cansa de sus rollos políticos interminables, ella me habla y yo solo gruño todo el tiempo, hasta que se enfada y la montamos antes de salir de casa, bueno como iba diciendo, desayuno a toda prisa porque siempre me levanto tarde, y me visto, y bajo a esperar el autobús. Y yo pensando que lo peor era esperar al autobús, que ilusa, después de esperar cuarto de hora o más, (nunca menos) me subo con un montón de gente que me apretuja y me empuja, y me mira como pensando, bonita no te podías quedar en la parada que ya somos muchos, hasta que me consigo colocar en un sitio donde pienso que no estorbo a nadie, rezando para que cuando pare en la siguiente parada no me empuejen, misión imposible, porque los últimos que suben quieren ser los primeros, pidiendome paso para estar al lado de la puerta (como puede existir gente tan borrica que no existiendo paso tienen que pasar a toda costa, y sino les dejas pasar ya la tienes montada). Hoy sin ir más lejos, se ha montado la de dios en el 34, resulta que como es habitual en esa línea, además de los retrasos continuos, que los conductores van pisando huevos (porque entre más ganas tengo de llegar a Oporto, nunca llegó), hay carterista profesionales que se ocupan de robar en los bolsos ajenos, pues bien, en el día de hoy sin ir más lejos, ha quedado terminantemente prohibido, que cualquier persona (o animal, según se miren las cosas), se bajase del autobús en la parada correspondiente, porque estaban robando ¡Que novedad!. En resumidas cuentas, he tardado una hora en llegar a trabajar, y de mi casa a Oporto, más o menos media hora, y así todos los días! Desde luego si algún día me compro una casa al lado del metro, lo tengo claro, aunque esos lujos, no estan alcance de todos, porque con los precios de los pisos donde vamos a parar, aunque eso es otra historia, casi peor que esta.